El pasado mes de Abril estuvimos de vacaciones por Cuba Socialista.
Nuestra llegada a la Isla, días previos al desfile por el aniversario 50 de la Victoria de Girón, la primera derrota militar de EEUU en América Latina, estaba marcada por la movilización de La Habana para celebrar una fecha tan significativa.
Pero este 50 Aniversario se enmarcaba además en un Congreso histórico del Partido Comunista de Cuba, convocado por la Dirección histórica de la Revolución para reflexionar, meditar y asumir las medidas emanadas del mismo y conducentes a transformar la sociedad cubana a través de la actualización del Modelo Económico.
Se habían realizado previo al Congreso miles de reuniones de diferente signo para discutir por parte de la población cubana los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, ya que este evento tenía como centro la cuestión económica, el núcleo que se había identificado como el más crítico y vital para el devenir de Cuba Socialista. Se entraba, y se entra, en una situación de superación del modo de entender, conceptualizar y actuar frente al trabajo y al modelo económico, o la Revolución simplemente no es viable.
Es decir que llegamos a Cuba en momentos en que el PCC dirigidos por la Vanguardia histórica, con Raúl a la cabeza, discutían las vías de superación del socialismo o su defunción próxima de no tomar las medidas adecuadas y oportunas.
Llegamos para participar en ese desfile del 16 de Abril y a las 05:30 horas de esa mañana nos levantábamos para encontrarnos emocionados con el pueblo de La Habana en plena disposición combativa y prestos a Defender su Revolución tal como lo hicieron ese año de 1961 cuando los EEUU y la CIA intentaron, sin conseguirlo por primera vez en el continente americano, invadir Cuba y terminar por esa vía con los “barbudos” en el Poder.
Sentimos una alegría y emoción inmensas al vernos rodeados de más de 1 millón de mujeres y hombres de todas las edades y condiciones, alegres y festivos, sabedores del cumplimiento de un deber más allá de ellos mismos. Cuándo nos aproximábamos se sentía la música de Silvio y el calor y seguridad de un pueblo heroico.
Desde ese mismo lugar partirían luego los delegados al 6º Congreso a continuar y concluir sus debates.
Qué ejemplo de participación y qué nivel de intervenciones se podían ver por la TV cubana, y por lo mismo qué difícil situación tiene el desarrollo del Socialismo en Cuba, una pequeña isla, territorio del 3er Mundo pero que encierra un “conocimiento”, una formación, una atención a la infancia, a la 3ra y 4ta edad, una educación superior, un “saber vivir”, una convivencia cívica, … y una interminable lista de cualidades que la han hecho despegar de la pobreza “inmaterial”, pero de una realidad material y geopolítica indiscutible por su condición de país Bloqueado por más de 50 años, y por su pertenencia al Sur, aunque ahora mismo a un nuevo Sur, que se construye con otros y entre otros y que se opone igualmente a los designios que EEUU ha marcado para Nuestra América.
Otro tremendo ejemplo del 6º Congreso fueron las ideas que se vertían. Sin complejos, sin restricciones, sin dogmas, sin censuras. Se hizo valer el principio de que las ideas no tienen dueños, las ideas revolucionarias no se pueden encasillar entre cuatro paredes y deben volar libres para ser fecundas y viables. Se dejaron fuera prejuicios, dogmas y mezquindades que condenan a la muerte este tipo de proyecto. Nadie se autodesignó velador de unos principios sagrados e incomprendidos para las grandes mayorías. Nadie censuró nada, ya que la discusión era sobre cómo mejorar el Socialismo y cambiar todo lo que deba ser cambiado.
Después de estar unos días por algunas ciudades de Cuba, la conclusión es clara y sin temores al futuro; el pueblo de Cuba continuará construyendo su Socialismo. Pese a quién le pese, de dentro y de fuera de la Isla, las cubanas y cubanos continuarán siendo fieles a Fidel y a Raúl, a Camilo y Almeida, a los 5 Héroes presos en EEUU, a su historia heroica de luchas e Internacionalismo en Africa, América Latina y Asia. Fieles a los que hoy constituyendo un ejército de “batas blancas” salvan vidas de los pobres y desvalidos de Nuestra América. Fieles a los que saben que pese a errores e insuficiencias, el Socialismo cubano es la única alternativa y se esfuerzan por hacer del ORDEN, DISCIPLINA y EFICIENCIA las conductas que guíen sus pasos.
Aparte del 6º Congreso, en La Habana nos esperaba mi amigo y hermano Gustavo. Hace 21 años que no lo veía y otros tantos que no sabía de él, pero allí estaba, igual que la última vez, manteniendo en lo más alto sus valores por el Socialismo y un elemento de éste que es su piedra de toque, el Internacionalismo.
Gracias Revolución cubana por ser y estar, por permitirnos continuar soñando que se puede, siempre se puede.
Viva Fidel y viva Raúl.
¡¡¡Hasta la Victoria Siempre!!!
Leo.